Vamos
a jugar a un juego. Imagínate dos personas, un hombre i una mujer,
da igual su edad, da igual su estrato social, su religión, su raza.
A ver si adivinas de qué hablo:
Tengo
ya 30 años llevo 20 al lado de mi marido y todavía he sido incapaz
de contarle ni a mi mejor amigo el problema que tenemos.
Estábamos
en su casa, es sábado por la noche, de repente me aparta el pelo de
la cara y me dice: ¿qué te ha pasado aquí? Yo con la máxima
naturalidad posible le respondo que me he caído en el baño. El me
mira a los ojos con firmeza, los míos empiezan a brillar, de golpe
me suelta: ¿Te pega? Y yo negó rotundamente, aunque por dentro me
están pasando miles de imágenes las cuales me veo llorando en una
esquina o con la cara llena de sangre. Aparta la mirada, me relajo.
Después bajo me dice: no tendrías que irte a casa, tu marido te
esta esperando ya es muy tarde. Mis ojos no aguantan más, exploto,
las lágrimas empiezan a caer deslizándose por mi rostro, entonces
me afirma, él te maltrata. Y yo con mucho miedo asiento con la
cabeza, entonces me abraza y me susurra al oído: quédate conmigo yo
té prometo que nunca te lo haré.
ugf er87thj5r9uet
ResponderEliminarvalee k kieres un pin una xapa
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